domingo, 14 de abril de 2013

El Castañar del Tiemblo

Empezamos esta sección con una escapada a Ávila, concretamente al Castañar del Tiemblo. Es la primera salida en furgoneta del año y hemos aprovechado que por fin se asoma el buen tiempo para salir, además es el segundo año de Samuel como rutero y ahora que no es tan bebe, no sabia como iba a llevar el tema de las noches, lo que me tenia bastante nerviosa a la par que ilusionada.


Llegamos el sábado sobre las 17h al area recreativa del Castañar donde pasaríamos noche; decidimos explorar la zona un poco, aunque al paso de un niño no pudimos explorar mas de quinientos metros. Pero que metros; es increíble como se puede disfrutar de nuevo de todo, cuando ves el asombro de un niño a cada paso: las hojas, las piedras, el musgo, las vacas, el río, un puente, etc.
Al anochecer hicimos una sopita rica con nuestra cocinita, montamos la camita en la furgoneta y a dormir, muy tranquilos y aunque refrescó por la noche no pasamos frío y el peque durmió la mar de bien.


A la mañana siguiente nos despertó Samu con ganas de conducir, sin perder tiempo se fue corriendo al volante y nos hizo una ruta por su imaginación fantástica, la pena es que no podíamos entender sus explicaciones, estaba emocionado tocando las luces, los limpia, etc. 
Ya desayunados no pusimos a realizar nuestra ruta: sale del área recreativa hasta una fuente donde se bifurca el camino, nosotros tomamos el de la derecha hasta llegar a un refugio donde Samu pudo investigar un poco, mas adelante encontramos un castaño, llamado el abuelo, es un gran tronco de cientos de años hueco por dentro que se mantiene vivo a través de sus hijos, espectacular.
Seguimos las ruta dejando el río a mano derecha con más caudal del que tenia abajo y pasamos por unas laderas hasta otro punto donde el camino se divide en dos, el del la derecha atraviesa un puente y el de la izquierda, que es el que tomamos nosotros que asciende ligeramente y traza un circulo hasta dejar el río,  no sin antes parar a tirar barquitos al agua y de casi perder la cantimplora cuando Samu quiso comprobar si también flotaba.
Finalmente volvimos al punto de partida. 
Es una ruta muy fácil de hacer con niños, y muy bonita en primavera y otoño. Además esta tan cerca que no necesitas pasar noche siempre puedes volver a casa. 
Lo más increíble es el cielo nocturno, rodeado de laderas sin apenas luz de las ciudades, se ven muchas estrellas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario