jueves, 18 de abril de 2013

¿COMPARTIR O RESPETAR?

Yo quiero que comparta, el quiere jugar...

A menudo ir al parque y relacionarme con otras mamas me resulta bastante duro por el  abismo que hay en la manera de intervenir con los peques ante los conflictos, y más cuando la intervención esta mediada por acciones arquetípicas que responden más a salvaguardar la imagen de la madre y no las necesidades del niño. Podría afirmar que la palabra más oída en el parque es "hay que compartir", seguido de una buena regañina y en ocasiones algún castigo u amenaza del tipo "nos vamos a casa", ya que el niño a menudo no quiere compartir. El combate se extiende más  o menos en función de la necesidad de la madre porque su hijo comparta y todos lo veamos. 
Sinceramente estas situaciones me resultan bastante difíciles de manejar, ya que intento que mi hijo aprenda a respetar los limites sin obviar su necesidad. Cuando mi hijo tiene un juguete y no se lo quiere dejar a otro respeto su deseo y cuando es él quien quiere el juguete le animo a pedirlo y ante la negativa del otro niño, que es lo habitual, acompañarle en su disgusto, claro que si la madre del otro niño se lo arrebata a su hijo y se lo da al mio la cosa se complica.
Me gustaría compartir una anécdota, que sucedió en el grupo de papas y mamas de Pickler al que asistimos todas las semanas, como una propuesta de hacer las cosas diferentes, que no tiene que ser la mejor, ni gustar a todos; simplemente es la mía y en la que yo creo.
Mi hijo tenia un juguete con el que andaba por la sala felizmente ajeno a lo que le iba a suceder; entonces un compañero suyo se acerca y sujeta con su manita ligeramente el juguete, su mama que esta observando la escena se acerca y le comenta que debe pedirle el juguete (este ya hablaba), él así lo hace y mi hijo que aun no habla se lo comunica agarrandose aun más fuerte. Su compañero decide dar un pequeño tirón a través del cual se apodera completamente del objeto deseado; mi hijo que hasta ahora suele evitar el conflicto me mira, se acerca a mí cogiéndome del dedo y señalando el juguete. Esto lo interpreto como la necesidad de mi hijo de que ponga palabras a su deseo y que medie por él. Me acerco a su compañero, le explico que lo tenia él y que no se lo quiere dejar, que por favor se lo devuelva y que tendrá que esperar a que deje de jugar con el. Su madre me acompaña en el discurso añadiendo que si no se lo devuelve tendrá que hacerlo ella; como podéis imaginar así sucede: la madre lo toma, se lo devuelve a mi hijo con el consecuente y lógico enfado su pequeño, el cual es sostenido por su madre con dulces palabras explicativas y el cobijo del pecho. Mi hijo se queda observando la escena de su compañero llorando mientras sujeta de nuevo el juguete; le explico que esta llorando porque quería el juguete. Le animo a que siga jugando y cuando se canse se lo de; mi hijo continua con su juego.
Al rato cuando ya se ha cansado suelta el juguete, es entonces cuando se queda unos segundos observándolo en el suelo, pensativo, hasta que se da la vuelta, se acerca a su compañero que sigue en el regazo de su madre y le toca el hombro; su compi le mira y él le señala el juguete. Este se levanta  ávido de cogerlo y mi hijo continua a lo suyo con otra cosa.
 Personalmente me parece una manera muy bonita de resolver un conflicto muy común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario